La misma es una zona muy profunda del lecho marino del Océano Atlántico, formada por los pliegues que provoca el choque de las placas tectónicas del Caribe y de Norteamérica.
Esta comienza al nordeste de la península de Samaná (República Dominicana) y su máxima profundidad de ubica al norte de la isla de Puerto Rico.
Debido a movimientos geológicos dicha fosa ha sido escenario constante de una altísima actividad sísmica y se ha vuelto a convertir en noticia debido al “enjambre” de sismos que allí han ocurrido a partir del fuerte temblor con magnitud de 5.7 grados Richter ocurrido en el Canal de la Mona (en el extremo suroeste de la fosa) a las 10:45 pm la noche del pasado lunes 23 de junio.
A partir de dicho sismo de considerable magnitud en 24 horas en la misma zona han ocurrido otras treinta réplicas, que totalizan 31 temblores en un margen de tiempo relativamente corto.
Resulta indiscutiblemente preocupante que estos sismos ocurridos recientemente hayan tenido profundidades hipocéntricas que van desde los 2 hasta los 70 kilómetros, lo que evidentemente parece indicar que la Placa del Caribe está empujando notablemente hacia el este la Placa de Norteamérica, así que un gran terremoto podría ocurrir en cualquier momento, aunque es imposible establecer fecha.
Tomando en cuenta que no se debe generar pánico si es importante que las autoridades de prevención y socorro de República Dominicana y Puerto Rico estén alerta y se mantengan vigilantes ante tan elevada actividad sísmica en una zona de tan alto impacto para ambos países, ya que la Falla del Norte de la Hispaniola, que justamente termina en la Fosa de Milwaukee acumula el potencial de energía suficiente para producir un sismo de magnitud superior a los 8 grados Richter, que podría resultar eventualmente catastrófico para ambas naciones.
